|
D.F.T. es una pieza de net cinema; un film expandido en el que el movimiento no está en la imagen, sino que es la pantalla la que viaja y se transforma en un instrumento topográfico. Se trata de una película en ‘travelling’ que se visiona horizontalmente y que, en una economía extrema del aparato técnico, nos desplaza de forma aleatoria y desjerarquizada por puntos de observación científica del planeta. Los pronósticos apocalípticos se contradicen con las más simples y objetivas observaciones astronómicas. Una concatenación de verdaderos paisajes dialécticos desdoblan su mirada para acabar encontrándose en un mismo lugar, el gran indiferente. Y toda esa ‘futurotopía’ es secundada por señales sonoras de ruido blanco, interferencias fatales que nos recuerdan el fallo de la gran máquina. La agonía irreducible de un final motivado por acontecimientos naturales, sobrenaturales o humanos, que opera en correlato a ese vasto paisaje despoblado desde el que el ojo múltiple y deshumanizado articula sus máquinas que observan máquinas que ordenan el cielo. En cuanto a su modo de presentación, D.F.T se encuentra entre una condición móvil y otra estática; es esencialmente cinemática y simultáneamente se aleja de los modos tradicionales de exhibición y articulación de la imagen-movimiento. Su disposición horizontal no sólo hace eco del desplazamiento espacial de la(s) cámara(s), como en un movimiento panorámico o de pantalla múltiple, sino que permite una exploración libre en la que el espectador coreografía los movimientos. En última instancia, ésta sería otra manifestación del potencial descentralizante del montaje que, a través de modos subversivos de creación tecnológica (el reciclaje, la postproducción), realiza una idea radical y heterogénea del cine. |